viernes, 28 de octubre de 2016

El peso del azúcar



Mª Elisa Calle Purón (Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública)

Hace un par de semanas, la Organización Mundial de la Salud instaba a los gobiernos a fijar un impuesto para las bebidas azucaradas, una medida considerada exagerada por algunos sectores. Aunque hay que diferenciar entre consumo esporádico y abuso, lo cierto es que, en las dos últimas décadas, la epidemia mundial de la obesidad ha propiciado el incremento de enfermedades metabólicas y el aumento de factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Numerosos estudios han demostrado que si aumenta el precio de las bebidas, disminuye su ingesta.

El pasado 11 de octubre, la prensa de todo el mundo se hizo eco de la nota publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que urgía a los diferentes gobiernos a imponer un impuesto a las bebidas azucaradas.

Como no podía ser de otro modo, diferentes voces de la sociedad civil, de la industria alimentaria y de las bebidas respondieron afirmando que el problema de la obesidad no son las bebidas azucaradas sino el abuso de las mismas. Y es verdad, pero sólo hasta cierto punto.

Independientemente del impacto que pueda haber causado esta noticia, las razones de la OMS no se basan en apreciaciones sino en estudios bien documentados que indican que el aumento de precios de dichas bebidas provoca un descenso en su consumo prácticamente paralelo al incremento de los precios.

Estudio

El informe que ha hecho público la organización está basado en la reunión que tuvo lugar el año pasado de varios expertos mundiales, así como en el estudio de más de diez revisiones sistemáticas sobre la efectividad de determinadas políticas fiscales para prevenir las enfermedades no trasmisibles de las que, con absoluta seguridad, conocemos la cantidad de ellas que se producen por dietas inadecuadas, fundamentalmente el consumo de lo que se denominan “azúcares añadidos”.

Como resultado de esta reunión, se publicó el documento “Políticas fiscales para la dieta y prevención de las enfermedades no trasmisibles”, que ha dado como resultado la noticia ya mencionada.

Plan de acción

Ya en el Plan de Acción Mundial 2013-2020 para la Prevención y Control de las Enfermedades No Trasmisibles se indicaba que, en la medida en que cada país pueda, debería utilizar diferentes instrumentos económicos incluidos impuestos, pero también subsidios, para incrementar una dieta sana que mejore globalmente la salud de las poblaciones y disminuya el deseo de consumir dietas o elegir alimentos menos saludables.

Es decir, proponía disuadir, a través de un aumento de precio, el consumo excesivo e inadecuado de determinados alimentos que, por sus características (exceso de azúcar añadido, de sal o de grasas saturadas y trans) están directamente relacionados con la aparición de enfermedades crónicas y la mortalidad global.

Al mismo tiempo, el documento planteaba subvencionar los alimentos que deberían ser consumidos varias veces al día o varias veces a la semana. La idea es, pues, disuadir y persuadir al mismo tiempo para elegir mejor los alimentos constituyentes de la dieta habitual de las poblaciones; lo que desde la salud pública conocemos como prevención primordial en los grupos de población.



LA EPIDEMIA DE LA OBESIDAD

A lo largo de las dos últimas décadas, la epidemia mundial de la obesidad ha propiciado el incremento de enfermedades metabólicas como la diabetes de la madurez y el aumento de factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares como la hiperlipidemia e hipertrigliceridemia, junto con un incremento de casos de hipertensión arterial.

La dieta incorrecta es, junto con el sedentarismo, el factor de mayor impacto en la aparición de estas enfermedades y tiene una importancia extraordinaria también sobre otras, como los reumatismos, el cáncer y enfermedades neurodegenerativas.

Por esta razón, una de las propuestas para disminuir su incidencia es la decisión de mejorar, a través de diferentes medidas (entre las que se encuentran las políticas fiscales) la elección de los alimentos que componen la dieta diaria.

Un gran número de trabajos de investigación han demostrado que son los azúcares añadidos a los productos alimenticios los culpables más frecuentes de este aumento de las enfermedades no transmisibles. De ahí la necesidad de hacer hincapié en estos nutrientes a la hora de reducir la morbilidad global.

El año pasado, un trabajo publicado en la revista Plos ONE estimaba alrededor de 185.000 muertes debidas al consumo de bebidas azucaradas, de las cuales, 134.000 lo fueron por diabetes, 45.000 por enfermedad cardiovascular y casi 6.000 por cánceres. No es pues este un asunto menor, sino de enorme impacto en la salud global.



AZÚCAR A CUCHARADAS

A raíz de estos postulados, diversos países como México introdujeron este impuesto sobre las bebidas azucaradas. En el país se impuso en 2014 una tasa del 10% por litro de bebida, lo que reduciría el consumo de unos 163 litros por persona y año a 141 litros, evitando la aparición de 630.000 casos de diabetes para 2030.

Aun cuando en la Unión Europea en el etiquetado de los productos es obligatorio indicar la cantidad de azúcar por 100 gramos o por 100 mililitros, lo cierto es que no nos damos cuenta de que un refresco azucarado contiene tres veces más cantidad por ración.

Así, 330 mililitros (una lata de bebida refrescante) contienen el equivalente a seis cucharadas de café de azúcar (más de 30 gramos), una bebida energética casi cinco cucharadas de café de azúcar (28 g) o una tónica unas cuatro y media (26 g). Es decir, si la recomendación de consumo “ideal” de azúcares es de 30 gramos al día, con una sola lata de refrescos con azúcar añadido ya estamos casi llegando a esa cantidad. Una única lata.

Es cierto que otros productos también contienen azúcar añadido (las galletas, las salsas, otros alimentos procesados…), pero el tamaño de la ración oscila entre los 30 y los 50 gramos. De ahí la conveniencia de comenzar esta batalla por los productos con mayor cantidad de azúcar por ración, bebidas y refrescos azucarados.

Ahora bien, la sugerencia de la OMS no se queda en poner un impuesto sino que añade la necesidad de incentivar el consumo de otros alimentos, fundamentalmente, verduras y hortalizas. De este modo, la disminución del consumo de unos productos debe acompañarse por el aumento de la ingesta de otros.


El trabajo infantil en la zafra cruceña se reduce en 90 por ciento

El trabajo infantil en la zafra de Santa Cruz bajó en un 90 por ciento , reveló el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.

No dio a conocer los números, debido a que en el país no existen censos que reflejen con precisión esa información, pero el dato más preponderante es quienes estaban en la cosecha de la caña eran niños de Potosí y Oruro, principalmente, aunque nunca se descartó que también haya del resto del país.

Ayer, autoridades del IBCE, la Gobernación cruceña, Unicef y empresarios socializaron en Cochabamba los resultados del trabajo que realizan.

Rodríguez dijo que no fue una tarea fácil. Esa disminución es el resultado de un proceso que se comenzó a gestar desde hace más de 10 años.

Rodríguez señaló que el primer paso lo dieron ellos, al crear una gerencia de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Luego, comenzaron a involucrar a instituciones y empresarios. La primera en sumarse al desafío fue la Gobernación de Santa Cruz.

Si bien la intención de acabar con el trabajo de los menores estaba firme, no existían normativas suficientes. Esta tarea fue encomendada a la Gobernación cruceña. Con el paso del tiempo lograron involucrar al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y a los dos ingenios azucareros más importantes del oriente: Unagro y Guabirá.

TRES SELLOS El gerente del IBCE dijo que si bien uno de los principales objetivos que se trazaron fue erradicar el trabajo infantil, también consideraron que era importante desterrar la discriminación y cualquier intento de esclavitud en la zafra.

Con el respaldo del marco legal nacional y departamental y el compromiso de instituciones y empresarios se ejecutaron una serie de estrategias.

“Teníamos claro que los niños deberían estar estudiando o jugando, pero no trabajando”, indicó.

Ahora, los empresarios están invirtiendo en escuelas para que los hijos estudien mientras los padres trabajan con la caña.

También han construido y mejorado la infraestructura destinada a la recreación de los menores (parques, jardines).

Asimismo, los zafreros y sus familias gozan de un seguro privado.

“El empresariado está comprometido y hace mucho más que cumplir con las normas legales, es por eso, que han logrado el Triple Sello”, afirmó.

Explicó que ese reconocimiento lo otorgó el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (Ibnorca), porque Unagro y Guabirá han logrado erradicar el trabajo infantil, la discriminación y cualquier forma de esclavitud en sus ingenios azucareros.

CONSUMO RESPONSABLE Las instituciones que han trabajado para disminuir el trabajo de los niños, ahora, recorren el país para dar a conocer los resultados del trabajo y para pedir a los bolivianos que apoyen el consumo responsable, es decir, que al comprar azúcar de esas empresas también contribuyen a que ese modelo de trabajo sea sostenido para ser luego imitado por otros empresarios del país.

LA CASTAÑA Rodríguez anunció que el próximo reto del IBCE, Unicef y los empresarios es erradicar el trabajo de niños en la cosecha de castaña.

Sostuvo que en noviembre comenzarán los primeros acercamientos con las autoridades de Pando y Beni, departamentos productores.

Prevén involucrar a la Empresa Boliviana de Alimentos (EBA).

Equipo

El IBCE considera que es necesario trabajar en equipo y que más empresarios se sumen a la campaña en todo el país.


martes, 11 de octubre de 2016

Aguaí logra primer millón de quintales de azúcar




A pocos días de la conclusión de la zafra, el Ingenio Sucroalcoholero Aguaí S.A., mediante una nota de prensa, explicó que embolsó el quintal 1 millón y anunció que el apoyo del público y la aceptación del azúcar sin azufre colocado en el mercado desde agosto ha sido el principal aliciente para seguir trabajando.

El comunicado de la factoría azucarera destaca que el azúcar producido, sin azufre, ha generado la aceptación del público en general en el mercado boliviano.

“Aguaí es el único ingenio que todavía sigue moliendo caña y compraría toda la caña remanente en los campos para apoyar a los productores cañeros y cubrir hasta donde sea posible el plan de zafra presentado en el pasado mes de mayo a las autoridades”, señala el comunicado.

Aguaí se encuentra ubicada en el municipio de Fernández Alonso, a 120 kilómetros al norte de Santa Cruz, en la provincia Obispo Santistevan.

Inició sus operaciones en mayo de 2013, luego de tres años de construcción de su planta industrial, que fue diseñada especialmente para la producción de azúcar y alcohol, y pronto de energía eléctrica.

Tiene una inversión total de $us 160 millones. La empresa está dirigida por un directorio, que representa a 12 accionistas.

domingo, 9 de octubre de 2016

En duda abastecimiento interno de azúcar en 2017



La actual iliquidez de los productores de caña genera incertidumbre sobre el abastecimiento interno de azúcar para el 2017, por lo que piden al Gobierno nacional una inyección financiera para ampliar la superficie sembrada, algo que se hacía habitualmente cada año.

Según la presidenta de la Asociación de Cañeros (Asocaña), Piedades Roca, hay 132.000 hectáreas de caña sembrada que necesitan limpieza y fertilización, algo difícil de hacer debido a la crisis del sector.

El no cumplir con esas tareas supondrá que el rendimiento baje en más del 40 por ciento en relación al promedio, que oscila entre 56 y 60 hectáreas.

“Como le ha ido tan mal, y como la reducción del área ha sido notoria, el productor se encuentra en total iliquidez, porque tampoco pudo cumplir los compromisos financieros que adquirió en el 2014, cuando se registró buena producción”, dijo Roca.

Indicó que ayer sostuvo una reunión con un representante del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras a quien le informó sobre la necesidad de acceder a créditos.

Por su parte, Adelino Gutiérrez, presidente de la Federación de Cañeros Santa Cruz, manifestó su preocupación por la limitada siembra de caña para 2017 y otra posible sequía, lo que repercutirá un una reducción de azúcar para el 2017.

Según Gutiérrez, cada año se sembraban al menos 30.000 hectáreas de caña nueva, pero este año, según reportes preliminares, no llegan ni a 9.000.

Considera que si se confirma esa cantidad de caña nueva, la cifra total será de 141.000 y ese monto, multiplicado por un rendimiento promedio de 50 toneladas por hectárea, resultaría una producción de 9 millones de quintales de azúcar para el 2017.

En ese caso, dice Gutiérrez, se garantizaría el mercado interno, que es de 8 millones de quintales de azúcar, pero, todo está sujeto al apoyo del Gobierno y a las condiciones climáticas. “Si la sequía nos aprieta va a haber desabastecimiento, pero si no aprieta va a ser lo mismo que este año”, dijo.



PIDEN FONDO PARA LOS CAÑEROS

Los dirigentes cañeros Piedades Roca y Adelino Gutiérrez coincidieron en que su sector necesita la apertura de un fondo cañero que permita financiar al productor en épocas complicadas como este año, cuando se vivió la peor sequía de los últimos 25 años.

Sin embargo, Roca explicó que un representante del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, con quien se reunió ayer, le dejó entrever que el Gobierno no tiene las condiciones para abrir este fondo, lo que preocupa al sector.

Por su parte, Gutiérrez dijo que los productores tienen deudas con el Banco de Desarrollo Productivo (BDP) que no pudieron honrar ni en 2015 ni en 2016, primero por las intensas lluvias y después por la sequía.