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domingo, 8 de noviembre de 2015

Lo bueno de San Buenaventura

A fines de los años 40 del anterior siglo, se llevó adelante el exitoso emprendimiento de incorporar al oriente boliviano al desarrollo nacional.

Fue la Corporación Boliviana de Fomento, en el marco del Plan Bohan, la que impulsó y administró en esa región el desarrollo de los sectores agrícola, ganadero y agroindustrial, que a la fecha constituyen las actividades más importantes del país y que ubican a Santa Cruz como el motor del desarrollo nacional.
Como un alivio a este período lleno de conminaciones y arbitrariedades, los paceños hemos recibido la anterior semana la buena noticia que se refiere a la puesta en marcha, en el norte del departamento del ingenio azucarero de San Buenaventura y que a semejanza del ingenio de Guabirá, en Santa Cruz, producirá azúcar, alcohol y energía eléctrica.
También tendrá los efectos propios del desarrollo, como la creación de fuentes de trabajo, el crecimiento del sector de servicios, el transporte, la migración interna, escuelas, centros de salud, caminos y demás actividades productivas, que harán de esta región un foco importante en una de las zonas más deprimidas del departamento, que se caracteriza por su belleza como compensación a su olvido y a su abandono.
El ingenio azucarero de Guabirá, junto a emprendimientos privados, ha incentivado el cultivo y la producción de la caña de azúcar destinada a la fabricación de azúcar y alcohol, tanto para el mercado interno como para la exportación y la producción de energía eléctrica que se entrega al Sistema Interconectado Nacional y que, además, incentiva y motiva el desarrollo de otras actividades y contribuye al asentamiento de importantes centros urbanos, como Montero, también en el norte cruceño.
Con un atraso histórico por razones políticas más que técnicas, el departamento de La Paz ya cuenta con el ingenio de San Buenaventura, para iniciar y apuntalar el desarrollo del norte paceño con todas las responsabilidades que este emprendimiento implica.
Sin embargo, la noticia de la puesta en marcha de este ingenio azucarero no ha recibido, por parte de las autoridades y de la población paceña, muestras de entusiasmo, lo cual es el resultado de la deficiente comunicación que tiene el Gobierno sobre los proyectos y sus efectos en las regiones. Las autoridades políticas, civiles y las representaciones departamentales estuvieron ausentes en el acto de inauguración, que no tuvo mayores consecuencias ni trascendencia.
Ésta era una extraordinaria oportunidad para mostrar a los paceños y no paceños que es posible el desarrollo del norte de la región, sin necesidad de la imposición y el capricho de llevar adelante proyectos sin objetivos, desarrollados en una bruma de desconfianza que ha calado en el espíritu generoso de los que habitamos este departamento.
Es hora de que las regiones sean parte de los intereses y de los proyectos que se elaboran y se ejecutan con los recursos públicos, que al final son de todos los bolivianos.

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