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lunes, 23 de septiembre de 2013

Niños expuestos a peligros y enfermedades en trabajo de la zafra



En una visita realizada por la representante en Tarija del Defensoría del Pueblo, Gladis Sandoval, a los campamentos zafreros de la caña de azúcar, pudo verificar que los niños no viven en buenas condiciones y están propensos a enfermedades diarreicas, quemaduras, y otros peligros por no tener aguas tratadas para el consumo, también identificó que el trabajo de los padres en la zafra, hace que los adolescentes dejen su educación.

Niños al cuidado de niños

Sandoval, reflejó su preocupación por la situación de las niñas y niños en los campamentos zafreros, al comprobar que los menores están desprotegidos, pues mientras los padres están ocupados en medio de la faena (quemando, cortando, cargando o amontonando la caña de azúcar), sus hijos están en cercanías del área de trabajo de los padres, pero solos, “a veces se deja al hermano mayor que no debe tener más de dos años de diferencia con el menor a su cuidado”.
No es sólo el peligro de posibles accidentes o quemaduras, también están expuestos a una serie de riesgos que van desde lastimaduras por las cañas cortadas, o a ser picados por insectos o alimañas del lugar, como también tienen el riesgo de contraer enfermedades al estar descalzos en suelos posiblemente contaminados.
Si bien en los campamentos queda una o dos mujeres, éstas permanecen en sus ocupaciones, preparando la alimentación para su grupo familiar, lavando ropa, o atendiendo algún niño enfermo.
El resto de los niños quedan solos alrededor de los campamentos, o se les encomienda el recojo de agua para la preparación de alimentos.
“En la mayoría de los casos”, según el informe del Defensor del Pueblo, suelen ser las adolescentes quienes se encargan de la preparación de alimentos, debido a que ambos padres salen a cortar la caña.

Adolescentes trabajan sin contrato

Mientras que el trabajo de los adolescentes es desarrollado en las peores condiciones, sin protección alguna, queman la caña, cortan, amontonan y cargan a los camiones.
Los adolescentes no tienen contratos de trabajo, por lo que no se les provee ningún equipo de seguridad.
Sobre esta situación, los propietarios cañeros y los contratistas responden que no son responsables de contratar a menores de edad y que la participación de ellos en la zafra es “responsabilidad de los padres o parientes” que los llevan a ese lugar.
Para los contratistas es “invisible” el trabajo de niños, niñas y adolescentes en la zafra.
Las adolescentes mujeres combinan las actividades de la zafra (recolectan y amontonan la caña), con las labores de casa.
También están encargadas de cocinar, lavar, cuidar a sus hermanos menores, recoger leña y agua de los pozos recorriendo bastante distancia.

Enfermedades diarreicas por el agua

No existe cuantificación pero la mayor parte de niñas y niños que viven en la zafra contraen enfermedades diarreicas agudas, por las pocas condiciones de higiene existentes en los campamentos.
Además, el agua que toman no es tratada, es común ver a madres con el semblante preocupado, esperando algún vehículo que llegue al campamento zafrero para trasladar a sus niños a los centros de salud más cercanos.
Lastimosamente en los campamentos no existe, ni un botiquín de primeros auxilios, menos medicamentos para dolencias o afecciones de tipo pediátrico.
A la distancia y dispersión de los campamentos se suma la poca práctica de asistir a algún centro de salud por temor a sufrir cierto tipo de discriminación.
Según información proporcionada por personal del Centro de Salud de Colonia Linares, aunque existe el compromiso de afiliar a las familias con sólo la presentación de su cédula de identidad, existe un alto número de zafreros que no cuentan con este documento fundamental para hacer cualquier tipo de trámite.
El Servicio Departamental de Salud, Sedes, dotó a este centro de salud 1.000 sobres de pastillas de cloro, para el tratamiento del agua de consumo en las comunidades de la provincia Arce y campamentos zafreros.
Pese a la entrega al centro de salud, se ha verificado que las pastillas no son utilizadas, debido a la falta de costumbre, pues tienen el hábito de consumir agua directamente de las fuentes.
Los niños y niñas tienen enfermedades respiratorias, diarreas, parasitosis e infecciones de la piel cuando están en la zafra, porque hace frío en la madrugada y calor durante el día.
El principal problema para la atención de la salud radica en la falta de recursos económicos para acceder a los centros de salud.
Los adolescentes mayormente están trabajando de 10 a 12 horas expuestos a las inclemencias del tiempo, como las heladas en madrugada y las tardes soleadas.

Educación de niños, niñas y adolescentes

Si bien las madres tienden a ocuparse del trabajo de la zafra, evaden responder sobre la continuidad de los estudios de sus hijos en edad escolar, en la mayoría de los casos los niñas y niños refieren haber asistido a la escuela en sus comunidades de origen, pero, una vez que llegan a la zafra dejan de estudiar.
Mientras que los adolescentes en su mayoría no piensan continuar con sus estudios, tienen más expectativas en seguir trabajando para aportar efectivamente a su familia.

CONDICIONES DE LOS CAMPAMENTOS

Los campamentos visitados en la región de Bermejo, son construcciones realizadas de madera, a manera de los ‘pahuichis’ como en la zona del chaco o del oriente, con un techo de calamina y los pisos de tierra, los mismos que están expuestos a riesgos de incendio, pues utilizan garrafas para cocinar o leña, como también usan mecheros para alumbrarse en la noche.
Son hechos sólo con lonas o carpas plásticas, que sirven de paredes y techo, o en determinados casos con techos de calamina, donde las inclemencias del tiempo hacen sentir su rigor ante los fríos surazos o los fuertes calores de la zona.
Ninguno de los campamentos cuenta con agua potable, sus habitantes sacan el agua de pozos excavados en la tierra, o la recogen de arroyos o ríos.
A los campamentos más precarios es necesario trasladar el agua en turriles para su consumo, los mismos que deben durar por lo menos dos semanas a los trabajadores, aunque cuando sube la temperatura, es difícil que aguante por lo menos seis días.

Últimos estudios sobre el agua

En septiembre de este año, el personal del laboratorio de aguas de la unidad de salud ambiental del Sedes, realizó la toma de muestras de la vertiente ‘El Toro’ que suministra el líquido de consumo a la población de Trementinal, de igual forma efectuaron con los pozos del campamento zafrero ‘La Envidia’.
En los análisis físicos químicos del agua de los dos puntos de muestreo citados no detectaron la presencia de cloro residual libre, ni tampoco cloro residual total.
Sin embargo, los análisis microbiológicos de las muestras de agua de El Toro y La Envidia dan como positivo la presencia de coliformes totales y eschirichea coli, bacterias nocivas para la salud del humano.
La presencia de esas bacterias se debe a que el agua que usan en los campamentos no es tratada con cloro, menciona el informe.

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