El retraso en la siembra de algodón a principio de año hizo que solo se cultive 3.800 hectáreas de este producto en el departamento, mientras que en 2012 alcanzó 4.500 hectáreas; sin embargo, los productores son optimistas porque están teniendo rendimientos de hasta 15 quintales de fibra por hectárea, a comparación de los 12 quintales que sacaban el año pasado. Asimismo, el sector algodonero accederá a créditos del Banco de Desarrollo Productivo (BDP), para la próxima gestión, después de 15 años sin tener ningún tipo de financiamiento.
Buenos augurios para el sector. Juan Campero, presidente de la Federación Departamental de Productores de Algodón (Fedepa), señaló que la siembra comenzó en marzo, cuando debería haber sido en enero, a pesar de ello pronostica alcanzar en total unos 57 mil quintales de fibra de algodón cuando finalice la cosecha la próxima semana, esto gracias al buen rendimiento que están obteniendo.
"Vamos a sacar fibra de buena calidad, porque estamos cosechando en tiempo seco. A pesar de ello, el sector tiene muchos problemas, tales como la falta de agua y el nulo acceso a créditos en muchos años, aunque este punto se solucionará en 2014 cuando accedamos a créditos del BDP vía Prodem para 3.000 hectáreas de donde su producción será vendida a la Empresa Pública Nacional Estratégica de Textiles (Enatex)", dijo Campero, a tiempo de añadir que los pequeños y medianos productores asumirán un 30% de la producción y el 70% restante será de los créditos.
Según datos de Fedepa, del total de la producción de algodón en el país Santa Cruz tiene un 82%, concentrándose los cultivos en los municipios de Cotoca, Pailón, La Guardia, Cabezas y Charagua. Se calcula que hay alrededor de 270 productores de algodón en el departamento.
Por su parte, Edilberto Osinaga, gerente General de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), comentó que uno de los principales problemas del sector productor de algodón es la falta de semillas transgénicas para incrementar su superficie de cultivo, ya que actualmente solo utilizan semillas convencionales que son propensas a las plagas, disminuyendo las hectáreas cultivadas.
"En su mejor época este sector logró una superficie sembrada de 70 mil hectáreas y actualmente no pasan de las 5 mil hectáreas. Esto hace peligrar la capacidad instalada de las plantas procesadoras de fibra que llegan a los 30 mil quintales, porque al no haber producto, estas plantas pueden desaparecer o en todo caso disminuir su capacidad, que no sería favorable para los productores porque no habría empresas interesadas en adquirir la materia prima", explicó Osinaga.
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